LA AGONÍA DE CHEHADE
Pienso que ya debería acabar la desagradable agonía de Omar Chehade. Será el Poder Judicial quien lo sentencie a “morir” políticamente y puede que por sus conclusiones hasta lo desafuere el Congreso.
Ollanta Humala lo consideraba mucho, porque logró “limpiarlo” por el espinoso caso de Madre Mía, donde incluso se dijo que tuvieron que comprar a un testigo por 4 mil dólares para que se retracte de la acusación. El Presidente le estaba profundamente agradecido que hasta lo eligió como vicepresidente. Podría decirle que incluso lo consideraba “su amigo”. Pero, en realidad, Ollanta solo confía en Nadine y eventualmente en “Siomi” Lerner.
Si no actuó de raíz, pidiéndole su renuncia ante las evidencias, fue porque Omar le sabe todos los entuertos de Madre Mía. Por ello, el Presidente, si bien no blindó a su amigo, dejó que quien le cortara la cabeza sea el Poder Judicial que, en este caso, actúa con inusitada celeridad para no dejar sufrir al vicepresidente que exhibe un fulminante cáncer terminal y es mejor para la imagen del gobierno que se le haga una eutanasia.
Estando Chehade en su cargo, las proclamas presidenciales contra la corrupción parecerían más falsas que un dólar colombiano. Es urgente que desaparezca este señor que engañó a todos los peruanos que de buena fe creyeron que representaba la lucha contra la corrupción.
Y para hundirlo más, salió Alan García para darle “el abrazo del oso”, al decir que quizá lo que hizo fue un acto “altruista para el país”. El ex presidente está “poniendo el parche” ahora que se viene el trabajo de la megacomisión que lo investigará. ¡Qué vergüenza!
Hugo Robles Cruz
Por tramposo
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