¿Qué tan importante puede ser la educación en estos tiempos?
Y sí hablamos de tiempos pasados, ¿la educación era más, o menos importante que ahora?
El tiempo y el espacio que trascienden en el desarrollo y evolución del hombre y la mujer juegan un rol muy importante para su propio beneficio, pero, ¿Cómo es que el ser humano ha identificado las leyes de la naturaleza, su funcionamiento y la manera más apropiada de progresar?
Y sí hablamos de tiempos pasados, ¿la educación era más, o menos importante que ahora?
El tiempo y el espacio que trascienden en el desarrollo y evolución del hombre y la mujer juegan un rol muy importante para su propio beneficio, pero, ¿Cómo es que el ser humano ha identificado las leyes de la naturaleza, su funcionamiento y la manera más apropiada de progresar?
Desde luego que sea cual fuere el tiempo y sea cual fuere el espacio o el lugar, la educación es un arma poderosa que los seres humanos hemos aprendido a aplicar, experimentar y transmitir de generación en generación, mejorando las estrategias, creando metodologías y evaluando los resultados del aprendizaje.
El hombre a creado la educación como una de las formas más importantes para perseguir las verdaderas metas y objetivos, conocer y estudiar la realidad, contribuir al desarrollo social, conocer y practicar los diferentes valores que unen a las personas en sociedad para trabajar con un fin que apunte a la excelencia, dejar de lado prácticas de antivalores y llegar a saber la verdadera misión que el hombre tiene en la tierra; la de estar al servicio de los demás.
Todo esto nos enseña que la educación al ser el camino correcto que debe seguir el ser humano, también la convierte en un derecho fundamental para todos y todas, sin importar ningún tipo de condición.
Todo esto nos enseña que la educación al ser el camino correcto que debe seguir el ser humano, también la convierte en un derecho fundamental para todos y todas, sin importar ningún tipo de condición.
Ahora, sabiendo esto, lamentablemente la realidad está muy distante de este ideal. Sin ir muy lejos nuestro propio Estado peruano, bajo la administración de los gobernantes y la iniciativa de la propia ciudadanía ha interiorizado que la educación es más una responsabilidad u obligación que un beneficio, un esfuerzo incómodo que una satisfacción homeostática.
Hoy en día, cuando hablamos de educación, ya los preceptos relacionados a la capacitación por parte del docente, guía o maestro, su inversión económica por parte del Estado, la difusión y promoción de la investigación educativa, entre otros son nuestras principales preocupaciones, olvidando la mística real de la educación: el, en qué educar para la reingeniería mental.
Esta carencia explicaría, cómo es que desde los estándares internacionales que evalúan los niveles de educación en el mundo ponen a nuestro país como uno de los últimos, con bajos resultados, con sus desfasadas estrategias. Esto genera que nos preocupemos en fortalecer a los estudiantes en Lógico Matemática, Comunicación Integral y Comprensión de Lectura – solamente – que ha decir verdad ha obtenido excelentes resultados, elevando nuestro nivel en educación y de paso nuestra autoestima (que no por considerarla última piense que no sea muy importante) entonces, si existen excelentes resultados, ¿Cómo es que muchas de nuestras autoridades, teniendo grandes conocimientos en administración, gestión y capacitación hayan caído en las redes de la corrupción?, ¿Mismos legisladores hayan formado parte del grupo que está al margen de la ley?, ¿Grandes profesionales ocupando grandes cargos sean los principales promotores de antivalores? ¿Cómo explicamos este fenómeno?
Resulta que, desde hace un buen tiempo sólo atendemos el qué y el cómo, pero no en el qué educar. Claro está que la educación viene de la familia nuclear y la instrucción en la escuela, pero definitivamente todos estamos involucrados en la educación de nuestra misma sociedad.
Por ello debemos pensar un poco más y reflexionar realmente sobre lo que sucede con nuestra educación ¡hoy!, esforzarnos de verdad no para cambiarla ni mejorarla, sino para aportar lo que nos corresponde dar, contribuir a que en el tiempo otros aprendan también a poner de su parte y llegar finalmente a la reingeniería mental como solución más inmediata.
Por: Luis Hernán Espinoza Vara
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