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jueves, 13 de junio de 2013

Economía El presidente Ollanta Humala anuncia hoy el Plan Nacional de Industrias.

Nuevo Plan Industrial

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Ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, ajusta clavijas. Ante la caída de los precios de los minerales, el fortalecimiento de la producción manufacturera es imperativo.
El presidente Ollanta Humala anunciará este jueves 13 el Plan Nacional de Industrias en la ceremonia de aniversario de los 117 años de creación de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).

Se descarta que el llamado Plan Nacional de Industrias vaya a reducir el Impuesto a la Renta (30%) planteado por el gremio industrial en las últimas semanas. La SNI insiste que la carga tributaria castiga al sector manufacturero y le resta competitividad internacional. La caída en el precio de los minerales ya incide en la recaudación tributaria y en el déficit comercial, en US$ 452 millones a abril, según el BCR. “Estamos soplando para que la crisis no llegue a América Latina”, declaró el mandatario peruano en el Interamerican Dialogue, en su gira por EE.UU., el lunes último.
Por el momento, el MEF aplica una política de expansión fiscal, aumentando la inversión pública en infraestructura y los salarios públicos como mecanismos para estimular la demanda interna.
En caso de una corrección mayor en el precio de los metales, será vital estimular el potencial de crecimiento de la industria manufacturera como sustituto de la renta minera perdida.
El 2012, la marcha de la manufactura, particularmente la del sector textil, se desplomó -3 por ciento; el primer trimestre del presente año no fue mejor. El sector manufacturero representa el 11% del PBI y genera cerca de medio millón de empleos directos. En México, Brasil y, por cierto, en las economías industrializadas, la manufactura representa más del 80% del PBI.
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El crédito bancario mantuvo el dinamismo.

CARPAS O TOLDOS

El presidente Ollanta Humala anunció dos semanas atrás un primer paquete de medidas de estímulo económico, que apuntan a la simplificación administrativa para licencias de ejecución de proyectos de inversión y el acceso de la pequeña y mediana empresa a la Bolsa de Valores de Lima como mecanismo de capitalización. Pero ninguno atiende los mayores costos productivos y pérdida de mercados internacionales que castigarían a la industria en marcha. El segundo paquete de estímulo económico deberá atender los problemas estructurales.
Además de la reforma tributaria y laboral, el SNI ha trabajado durante meses con el Ministerio de la Producción medidas múltiples para estimular la producción manufacturera, entre ellas, una política tributaria de fomento a la inversión industrial en el interior del país. Algo de eso pareció insinuar el presidente Humala en Arequipa a fines de mayo.
“Estamos a la expectativa. A veces pides una carpa, y te dan un toldo”, sostuvo una cáustica fuente empresarial.

PARQUES INDUSTRIALES

La viceministra de Industria, Magali Silva, en el Foro Industrial en la Universidad de Lima, el martes último, resaltó la importancia de promover espacios para parques industriales; con el crecimiento urbano de los últimos años, los espacios adecuados para la industria se han restringido. A su vez, remarcó experiencias como la de Corea del Sur que dio beneficios tributarios a sectores de alta intensidad tecnológica.
Sus comentarios marcan el derrotero del anuncio presidencial. El Plan es un pálido reflejo de lo que fuera el Plan para la industria nacional de Humala I. En enero del 2010, el colectivo zurdo, liderado por Salomón Lerner Ghitis, publicó el “Manifiesto ¡Por la gran transfomación del Perú!” que a la letra decía:
“Para lograr la gran transformación que proponemos, necesitamos una economía nacional de mercado abierta al mundo. Ni la industrialización sustitutiva de importaciones ni el modelo primario exportador neoliberal han logrado integrar al país. Necesitamos un modelo de desarrollo que promueva el mercado nacional”.

La propuesta “nacionalista” catapultó la candidatura del comandante Ollanta Humala a la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2011. Desde entonces, la Gran Transformación se tradujo en la Hoja de Ruta, para apaciguar el nerviosismo en el sector empresarial, hasta enmarcarse de lleno en la continuidad de la política macroeconómica.

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